The Prague Post - Maher al Asad, el hombre que aprovechó su poder para saquear Siria

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Maher al Asad, el hombre que aprovechó su poder para saquear Siria
Maher al Asad, el hombre que aprovechó su poder para saquear Siria / Foto: Bakr Alkasem - AFP

Maher al Asad, el hombre que aprovechó su poder para saquear Siria

Desde una colina que domina Damasco, la poderosísima Cuarta División de Maher al Asad, hermano menor del depuesto presidente Bashar al Asad, vigilaba tranquilamente la capital de Siria, saqueada metódicamente durante años.

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Los documentos encontrados entre los escombros de la base ilustran hasta qué punto Maher al Asad (57 años) y sus acólitos gozaron de una vida opulenta, cuando más del 90% de la población sobrevivía con poco más de dos dólares diarios, según datos de la ONU.

Esos documentos, que la AFP pudo consultar durante una investigación efectuada en diciembre y enero, revelan también cómo Maher al Asad y su red se dotaron de un emporio económico en un país desangrado por casi 14 años de guerra civil.

Los gobiernos occidentales acusaron desde hace tiempo a Maher al Asad y a su entorno de haber transformado Siria en un narcoestado, y de inundar Oriente Medio de captagón, una anfetamina ilegal consumida como una droga festiva en los países del Golfo en particular, después de haber servido en una época como "gasolina" para los yihadistas del Estado Islámico.

Más allá de ese tráfico de captagón, que representó 10.000 millones de dólares según una investigación de AFP en 2022, los documentos hallados en bases y locales abandonados muestran que la Cuarta División tenía una gran influencia en diversos ámbitos:

- Expropiación de viviendas y granjas

- Confiscación de coches y aparatos electrónicos

- Pillaje de cobre y otros metales en los edificios bombardeados

- Coimas exigidas en controles de carretera y otros puntos de control

- Coimas exigidas a empresas, a cambio de protección de camiones-cisterna

- Control del comercio de tabaco

- Excavada en la roca -

El complejo de la Cuarta División se encuentra en la cima de la colina Sabura, con su cuartel general, sus depósitos y sus cárceles.

Pero el núcleo es la oficina privada de Maher al Asad, camuflada al fondo de un laberinto subterráneo de túneles excavados en la roca, algunos de ellos lo suficientemente grandes como para hacer pasar un camión.

"Esta es la oficina principal de Maher al Asad", explica un guardia encapuchado. "Tiene dos plantas en superficie, pero también túneles que dan acceso a habitaciones cerradas con llave".

El guarda, que pide anonimato, conduce al equipo de AFP por los túneles, mostrando sauna, cuartos, cocina, salidas de emergencia...

Al término de una empinada escalera de 160 peldaños hay una serie de cofres blindados. Según dónde se mire, hay cajas fuertes, y cajas de relojes Rolex y Cartier.

Cuenta el guardia que las cajas fuertes fueron "abiertas" por saqueadores apenas unas horas después de que los Asad huyeran de Siria, el 8 de diciembre.

Aquella mañana, y al término de una ofensiva fulgurante de 11 días, Damasco cayó en manos de unos rebeldes liderados por el grupo islamista radical Hayat Tahrir al Sham (HTC), que pusieron fin a más de 50 años de poder de la familia Asad.

Maher al Asad, que no conocía los planes de su hermano de huir a Rusia, se escapó en helicóptero a Irak, según un alto funcionario de la seguridad de este país, y otros dos responsables sirio e iraquí. Luego se marchó también a Rusia, pasando aparentemente por Irán.

- Fortuna oculta -

En una parte más baja de la colina, junto a la autovía que lleva a Líbano, se encuentran los locales de la Oficina de Seguridad de la Cuarta División.

Uno de los documentos tirados por el suelo revela que en junio disponían de 80 millones de dólares, ocho millones de euros y 41 millones de libras sirias. Una tesorería habitual, según documentos que se remontan a 2021.

"Y eso es sólo una pequeña muestra de la riqueza que Maher y sus socios amasaron con sus negocios de dudosa catadura", apunta el investigador Kheder Khaddour, del Carnegie Middle East Centre, un centro de reflexión e investigación.

"La Cuarta División era una máquina de hacer dinero", y su verdadera fortuna está tal vez oculta "en el extranjero, puede que en países árabes y africanos", prosigue Khaddour.

Las sanciones occidentales impuestas al régimen de Bashar al Asad durante la guerra no atajaron dichos negocios.

Y la Cuarta División se consolidó como un Estado dentro del Estado, que tenía "todos los medios", resume un antiguo coronel de la misma, Omar Shaaban, quien ha firmado un acuerdo con las nuevas autoridades sirias.

Muchos oficiales de esa división, añade Shaaban, "se enriquecieron y tenían cofres repletos de dinero", y "en dólares exclusivamente", pese a que el billete verde estaba oficialmente prohibido.

Al igual que su jefe, al que apodaban "El Amo", vivían en suntuosas villas y se desplazaban en autos lujosos de marcas extranjeras.

- "El carnicero" -

En la Siria de los Al Asad, Maher siempre fue una figura amenazante y oscura, "el carnicero" que hacía "el trabajo sucio del régimen", según numerosos grupos activistas como el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).

Estas oenegés lo acusan entre otras cosas de ordenar la masacre de manifestantes durante el asedio de Daraa, en el sur, en el año 2011, al comienzo de las protestas que derivaron en una guerra abierta con implicación de numerosos actores internacionales.

También se le sitúa en la batalla por el control de Daraya, en la periferia de Damasco en 2012. Y Naciones Unidas cree que estuvo vinculado al asesinato en 2005 en Beirut del ex primer ministro libanés Rafik Hariri.

Pese a los retratos habituales en sus bases militares, era un hombre discreto que raramente se dejaba ver en público.

"El hombre invisible", tal como dijo a AFP una fuente allegada a la ex familia dirigente. "Poca gente podrá decirle a usted que lo conocían", añade la fuente.

Cuenta su cuñada Majd al Jadaan, opositora de larga data al clan Al Asad, que en la distancia corta podía mostrarse generoso y amable.

"Pero cuando se enfada, pierde por completo el control... lo cual vuelve aterradora su personalidad", dijo al canal Al Arabiya.

"Sabe cómo destruir, sabe cómo matar, y sabe cómo mentir para parecer inocente", había dicho ya a la televisión francesa al inicio de la guerra civil en 2011, comparando su crueldad con la de su padre, Hafez al Asad, quien al morir en el año 2000 fue sucedido por su hijo Bashar.

- "Era una mafia" -

Miles de documentos oficiales fueron quemados al huir el clan Al Asad, pero otros muchos documentos clasificados han sobrevivido, y ofrecen información de gran valor, en particular sobre las personas que financiaron a la Cuarta División.

Entre ellos están empresarios sometidos a sanciones como Jaled Qaddur, Raif Quatli y los hermanos Katerji, acusados de haber generado cientos de millones de dólares para los Guardianes de la Revolución iraníes y los rebeldes hutíes de Yemen, gracias a la venta de petróleo iraní a Siria y China.

Quatli gestionaba retenes en carretera y puestos fronterizos en los que las mercancías eran a menudo confiscadas o sometidas a "gravamen", según numerosos responsables sirios.

Qaddur, sancionado por Estados Unidos por financiar a Maher al Asad por medio del contrabando de captagón, cigarrillos y teléfonos móviles, negó todo vínculo con él cuando intentó que se le levantaran las sanciones que la UE le impuso en 2018.

Pero la lista de ingresos de la Oficina de Seguridad del año 2020 indica que él inyectó en sus arcas 6,5 millones de dólares.

Según el investigador Kheder Khaddour, la Oficina de Seguridad gestionaba la mayoría de las transacciones financieras de la división y asignaba tarjetas de seguridad a aquellos con quienes hacía negocios, para facilitarles sus desplazamientos.

Un barón de la droga explicó a los investigadores libaneses en 2021 que él estaba en posesión de una tarjeta de seguridad de la Cuarta División y que la Oficina de Seguridad había aceptado proteger un convoy con drogas por 2.000 millones de dólares, según una declaración a la que tuvo acceso AFP.

El Tesoro estadounidense, magistrados libaneses y responsables sirios también citaron a la Oficina de Seguridad como actores clave en el tráfico de captagón.

AFP visitó en diciembre un laboratorio de captagón relacionado con la Cuarta División, en una finca de la región de Dimas, cerca de Líbano. Allí había salas llenas de cajas y barriles de cafeína, etanol y paracetamol, necesarios para la elaboración de esa anfetamina.

Los lugareños explicaron que tenían prohibido acercarse a esa finca y los pastores, a las colinas de los alrededores.

La Oficina de Seguridad se beneficiaba "de tal inmunidad que nadie podía tocar a ninguno de sus miembros sin la aprobación de Maher", declaró un exoficial de la Cuarta División que trabajó para Belal, pidiendo el anonimato.

"Era una mafia y yo sabía que trabajaba para una mafia", agregó.

- "Línea roja" -

La avaricia sin límites de la Cuarta División atormentó a familias durante décadas, como demuestra una carta escrita por un tal Adnan Deeb, guarda de un cementerio de la región de Homs, pegada a Líbano.

Su misiva, en la que intenta recuperar una propiedad de su familia incautada por los hombres de Maher al Asad, fue hallada entre cientos de documentos abandonados cerca de un puesto de control de Damasco.

Cuando AFP se vio con él, Adnan Deeb contó que la Cuarta División había confiscado su casa y las de varios de sus vecinos del pueblo de Kafraya hace diez años. Les prohibieron quedarse cerca de allí y transformaron sus hogares en oficinas, almacenes y, al parecer, prisiones.

"La Oficina de Seguridad de la Cuarta División era aquí una línea roja que nadie se atrevía a cruzar", declaró a AFP el hijo de uno de los expropiados. Y, aún así, continuaron pagando los impuestos sobre el patrimonio.

Tras el derrocamiento de Al Asad, descubrieron cientos de autos, motos y litros de aceite de cocina. "Dejaron que la gente pasara hambre mientras que ellos tenían de todo".

El caso de Adnan Deeb es un ejemplo entre tantos otros. Un documento encontrado entre los escombros de otra casa indica que una mujer pidió, en vano y varias veces, poder volver a su casa con los 25 miembros de su familia, algunos de los cuales tuvieron que vivir mientras tanto en una tienda.

- Bashar se quedó con su parte -

Pero lo que más rentable resultó a la Cuarta División fue probablemente el control que ejercía sobre el mercado metalúrgico.

Según el excoronel Shaaban, "nadie estaba autorizado a mover hierro" sin su aprobación. La Cuarta División también tenía el "control exclusivo" del cobre.

Cuando las fuerzas de Al Asad se apoderaron de un suburbio de Damasco tras una encarnizada batalla con los rebeldes, la Cuarta División envió rápidamente a sus hombres para que extrajeran el hierro y el cobre de las casas destruidas, recuerda el exoficial, que estaba bajo las órdenes de Belal.

Una fábrica metalúrgica gestionada por uno de los socios de Maher al Asad tenía el monopolio del mercado, indicó Fares Shehabi, expresidente de la Cámara Siria de Industria. Muchas fábricas "no podían funcionar" bajo tanta presión.

En una de las viviendas confiscadas en Kefraya, AFP encontró informes redactados por subalternos de la Cuarta División, en los se cuenta que habían interceptado vehículos que se usaban para traficar con cobre y hierro y que habían confiscado esa mercancía.

Maher al Asad y sus "amigos" controlaban gran parte de la economía siria pero el beneficiario último era su hermano Bashar, asegura Shehabi. "Era una empresa. El palacio [presidencial] siempre era la referencia".

Una información confirmada por el exoficial que trabajaba a órdenes de Belal, según el cual, una parte de los beneficios y de los bienes confiscados iba destinada sistemáticamente al presidente.

- Legado tóxico -

En la actualidad, a parte de los almacenes y del cuartel general, saqueados, no queda mucho de la Cuarta División. Pero su legado podría ser tóxico, advierte el experto en Siria Lars Hauch, del gabinete de consultoría Conflict Mediation Solutions.

"La Cuarta División era un actor militar, un aparato de seguridad, una entidad de inteligencia, una fuerza económica, un poder político y una empresa criminal transnacional", insiste Hauch. "Una institución de varias décadas, dotada de una enorme capacidad financiera y estrechos lazos con las élites no desaparece así como así".

"Aunque los altos dirigentes hayan huido del país, el núcleo del régimen, principalmente alauita, se ha replegado hacia las regiones costeras", donde probablemente hayan escondido armas, afirma el experto.

Si a esto se suman "los miles de millones de dólares" que constituyen el botín de guerra de la Cuarta División, "se tiene lo necesario para una insurrección fuerte", si los nuevos dirigentes de Siria no logran poner en marcha un sistema de transición justo e inclusivo.

Desde que llegaron al poder, estos últimos han intentado tranquilizar a las minorías, pero la violencia contra los alauitas --a la que pertenece el clan Al Asad-- no ha dejado de aumentar en todo el país.

Investigación realizada por Rouba El Husseini con la contribución de Bakr Alkasem y Maher al Mounes.

A.Stransky--TPP