

Remover cielo y tierra para hornear pan en Gaza
Después de mes y medio sin ayuda humanitaria, el hambre y la desesperanza se propagan por Gaza. La harina y el pan son tan escasos que deben ser cuidadosamente repartidos entre las familias para sobrevivir.
"Como los pasos fronterizos están cerrados, no hay gas ni harina, ni leña entrando", afirma Um Mohamed Isa, una voluntaria que ayuda a hornear pan con los pocos recursos todavía disponibles.
A mediados de marzo, Israel reanudó las operaciones militares en el devastado territorio palestino, poniendo fin a varias semanas de relativa calma durante un frágil alto el fuego.
En el territorio se cuece una grave catástrofe humanitaria, advierte la ONU. Desde el 2 de marzo, el bloqueo israelí impide la entrada de comida, combustible y otros productos básicos para los 2,4 millones de gazatíes.
El Estado hebreo reitera que no permitirá el acceso de ayuda y acusa a Hamás de desviar los suministros para su propio beneficio, un extremo que el movimiento palestino desmiente.
En medio del fuego cruzado, la población tiene que recurrir a medidas cada vez más desesperadas para alimentarse.
Para cocinar un fino pan plano llamado "saj", que recibe su nombre del hornillo convexo donde se elabora, los voluntarios que ayudan a Um Mohamed Isa han quemado trozos de cartón.
"Va a haber una hambruna", dice la mujer palestina, repitiendo una advertencia lanzada en repetidas ocasiones por las organizaciones de ayuda internacional en estos 18 meses de guerra.
"Estaremos en una situación de no poder alimentar más a nuestros niños", agrega Isa.
- Los hornos se apagan -
Hasta finales de marzo, los gazatíes se congregaban cada mañana frente a las pocas panaderías todavía abiertas, con la esperanza de conseguir algo de pan.
Pero uno a uno, los hornos se fueron apagando porque los ingredientes básicos (la harina, el agua, la sal y la levadura) se agotaban.
Enormes panaderías industriales, claves para las operaciones del Programa Mundial de Alimentos, también cerraron por falta de harina y combustible para alimentar sus generadores.
El miércoles, la oenegé World Central Kitchen también alertó de una crisis humanitaria que "cada día es más funesta".
El horno de la organización es el único que todavía funciona en Gaza, produciendo unas 87.000 hogazas de pan cada día.
"El pan es valioso, a menudo sustituye las comidas donde ya no se puede cocinar", subrayó la oenegé.
Originario de Beit Lahia, en el norte del enclave, Baqer Deeb fue desplazado por los combates, casi como toda la población, y llegó a Ciudad de Gaza, donde construyó "un horno de cerámica para hacer pan y venderlo".
"Pero ahora hay una grave escasez de harina (...) y eso hace la crisis de pan todavía más grave", dice el hombre de 35 años.
Tampoco queda mucha comida en oferta en los puestos de venta levantados al lado de las carreteras. Y los precios se encarecen, haciendo que muchos productos sean inasequibles para la mayoría de la población.
- "Moho y gusanos" -
Fida Abu Umayra pensó haber dado con una verdadera ganga al comprar un enorme saco de harina por algo más de 90 dólares en el campo de refugiados Al-Shati, en el norte de la Franja.
"Ojalá no lo hubiera comprado", dice la mujer de 55 años. "Estaba lleno de moho y gusanos. El pan estaba asqueroso".
Antes de la guerra, el típico saco de 25 kilos como el que compró ella hubiera rondado los 10 dólares de precio.
"Nos estamos muriendo de hambre, literalmente", afirma Tasnim Abu Matar, en Ciudad de Gaza. "Contamos y calculamos todo lo que nuestros hijos comen y racionamos el pan para que dure varios días", dice la mujer de 50 años.
"No podemos soportarlo más".
La gente merodea entre los escombros buscando restos de comida. Otros caminan varios kilómetros hasta los puntos de distribución de ayuda esperando encontrar algún alimento para sus familias.
Alemania, Francia y Reino Unido instaron el miércoles a Israel a desbloquear la ayuda humanitaria y alertaron de "un agudo riesgo de hambruna, enfermedades epidémicas y muerte".
Según la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de la ONU, las personas desplazadas en más de 250 refugios en Gaza no tuvieron acceso a una cantidad de comida suficiente el mes pasado.
Hamás, cuyo ataque sin precedentes contra Israel del 7 de octubre de 2023 desencadenó la guerra, acusa a su enemigo de usar el hambre como arma de guerra.
Haciendo honor a su reputación de resistencia después de sufrir múltiples guerras, los palestinos de Gaza idearon múltiples formas de sortear las penurias.
Pero en sus entrevistas con AFP, muchos gazatíes lamentan que estas soluciones improvisadas les hacen sentir que han retrocedido siglos en el tiempo.
F.Prochazka--TPP