

Lágrimas y baile en Buenos Aires para despedir al papa que nunca volvió
La enfermera Agustina Renfiges pide que la "Iglesia se acuerde de los pobres". Como ella, miles de argentinos colmaron este sábado el centro de Buenos Aires para despedir a Francisco, el papa que nunca volvió a su tierra pero dejó un legado en defensa de los excluidos.
La Plaza de Mayo, epicentro de la vida política del país, se transformó en un templo a cielo abierto con un altar sobre las escalinatas de la Catedral donde Jorge Bergoglio fue arzobispo hasta 2013, cuando partió a El Vaticano para elegir un nuevo papa y el elegido resultó ser él.
Pantallas gigantes permitieron a los fieles seguir la misa y vendedores ambulantes ofrecían imágenes y recuerdos con el rostro sonriente del pontífice, quien falleció el lunes a los 88 años y fue sepultado este sábado en Roma.
A pesar de la tristeza, también hubo lugar para un recuerdo más alegre, con baile incluido.
"Tenía la esperanza de que alguna vez viniera", dijo a la AFP Agustina Renfiges, una enfermera de 46 años que acudió temprano a la homilía. "Acá la gente pobre lo quería. Dejó muchas cosas, especialmente la idea de servir a los demás en lo que uno hace", agregó, y rompió en llanto.
El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, pidió en su sermón que los cristianos "no vivan su fe encerrados en cuatro paredes".
"Seamos la Iglesia en salida que siempre nos propuso Francisco, una Iglesia inquieta, que se moviliza, que no se queda arrinconada, seamos cristianos en camino", dijo.
Tras citar un tango de Carlos Gardel, que canta "las lágrimas taimadas se niegan a brotar / no tengo el consuelo de poder llorar", el arzobispo agregó: "Lloran los marginados, los que son dejados de lado, los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar".
"Sean valientes. No tengan miedo a llorar. Por eso hoy lloramos a Francisco (...) porque también el dolor nos une como pueblo", añadió.
- "Hacé lío desde allá" -
La jornada había comenzado con una vigilia nocturna. Un centenar de jóvenes instalaron carpas frente a la catedral y permanecieron hasta el amanecer para seguir el funeral en el Vaticano.
La misa en Buenos Aires se celebró poco después del sepelio del pontífice en la iglesia Santa María la Mayor en Roma, frente a la embajada de Argentina.
"Él está acá entre los desarrapados que somos nosotros en las villas entre el cartón. El sabía de nuestro sufrimiento. Cómo no vamos a estar hoy para despedirlo", comentó Esteban Trabuco, un cartonero de 27 años.
Durante la comunión, sacerdotes y mujeres laicas se acercaron al vallado para distribuir la hostia entre los fieles que alzaban sus manos para no ser pasados por alto.
García Cuerva cerró su homilía con la voz quebrada y terminó con una exhortación: "Andá al cielo y hacé lío desde allá", dijo a Francisco, evocando la frase con la que el papa animaba a los jóvenes a movilizarse por sus creencias y en el compromiso social.
Al finalizar la misa, grupos organizados por parroquias y comedores comunitarios se movilizaron en caravanas en torno a la plaza, con una imagen del papa en cuyo reverso se leía "Nos animó a la misericordia".
Poco a poco el ambiente se volvió festivo y algunas monjas bailaban al son de una canción popular que decía: "Francisco está pasando por aquí / y cuando pasa todo se transforma/ la alegría viene/ la tristeza va".
Q.Pilar--TPP