

Los aranceles de Trump incendian las relaciones con China
Con su andanada de aranceles sobre las importaciones chinas, el presidente estadounidense, Donald Trump, incendió las relaciones con Pekín y probablemente arruinó cualquier esperanza de reunirse a corto plazo con su homólogo Xi Jinping, consideran los analistas.
Desde su investidura en enero, el torbellino de aranceles del republicano contra aliados y rivales ha convulsionado las relaciones diplomáticas y ha empujado a los mercados globales al borde del colapso.
Trump suspendió los aranceles suplementarios decretados a decenas de países, que se quedaron con el 10% implementado a nivel global, pero no hubo concesiones para China, a quien el líder estadounidense acusa de querer "engañar" a Washington.
Sumándose a estas tensiones comerciales, los contactos entre las dos potencias en cuestiones como el cambio climático o la lucha contra el tráfico de fentanilo parecen estar paralizados.
"Con Trump, las relaciones China-Estados Unidos se hundieron a la peor situación antes de un conflicto armado", considera Shi Yinhong, director del Centro de Estudios Americanos de la Universidad Renmin de Pekín.
"Trump lanzó su daga contra China a una velocidad que superó la expectativa de mucha gente", agrega.
Después de un toma y daca entre ambos países, Estados Unidos sumó aranceles del 145% a muchos productos importados desde China, con lo que los tributos acumulados para algunos bienes como los vehículos eléctricos se elevan al 245%.
Furiosa, China respondió con gravámenes del 125% sobre las importaciones de Estados Unidos y descartó más aumentos al considerarlos innecesarios.
Las relaciones Estados Unidos-China están "efectivamente en un estado de guerra económica", declara Susan Thornton, que ejerció como máxima responsable diplomática para Asia Oriental en la primera administración Trump.
"China ve el intento declarado de Trump de (...) levantar 'una muralla de aranceles contra China' como ilegal y como una amenaza existencial", estima Thornton, ahora investigadora en el Paul Tsai China Center de la Universidad de Yale.
- Nadie quiere ceder -
Semanas atrás, varias informaciones apuntaban a que Pekín y Washington sopesaban una reunión cara a cara coincidiendo con el cumpleaños de los dos presidentes en junio. Pero los acontecimientos recientes dejaron el plan aparcado.
El comportamiento "maleducado e irrazonable" de Trump hace "muy poco probable" un encuentro en la primera mitad del año, asegura Wu Xinbo, director del Centro de Estudios Americanos en la Universidad Fudan de Shanghái.
Rosemary Foot, profesora e investigadora del departamento de relaciones políticas e internacionales de la Universidad de Oxford, entiende que Pekín "quiere asegurar que obtendrá algunos resultados políticos y que Xi será tratado con respeto".
En la escalada comercial, Trump acusó a China de "falta de respeto", pero al mismo tiempo tildó a Xi de "tipo listo" y apuntó a un posible acuerdo entre ambos.
Ali Wyne, investigador y asesor en relaciones Estados Unidos-China del International Crisis Group, apunta que ninguno de los dos líderes "quiere mostrar que ha cedido ante el otro".
El "desencadenante más probable" de unas negociaciones, considera este experto, sería un escenario en el que ambos puedan reivindicar la victoria: Trump enseñando la firmeza de su presión económica y Xi mostrando la resistencia de China.
Pero nada es descartable con Trump, apunta Rana Mitter, experto en relaciones Asia-EEUU en la Kennedy School de Harvard. En su primer mandato, por ejemplo, pasó de amenazar con la guerra a Corea del Norte a protagonizar una histórica cumbre con su líder Kim Jong Un.
Pero "Pekín no aceptará un encuentro si parece que están cediendo ante Estados Unidos, con lo que será necesaria diplomacia entre bambalinas", afirma.
- Sin canales de diálogo -
En cambio, otros analistas creen que la feroz retórica de Trump y sus dañinos aranceles dejan poco margen para la diplomacia, aunque sea discreta.
En el mandato anterior de Joe Biden también hubo tensiones, pero Pekín y Washington mantuvieron abiertos canales de comunicación sobre la crisis del fentanilo, el cambio climático y otros asuntos.
Estos canales "están ahora moribundos", observa Rosemary Foot, de Oxford. "Eso dificulta preparar el terreno para una cumbre" bilateral, agrega.
Wu, de la Universidad de Fudan, apunta que el menosprecio de Trump por los esfuerzos chinos para frenar las exportaciones de los precursores del fentanilo y su negación del cambio climático hacen que el espacio para un diálogo discreto "haya desaparecido en la práctica".
En pronunciamientos oficiales, China se ha mofado de los aranceles de Trump como un "juego de cifras" y una "broma" sin beneficios económicos.
Al mismo tiempo, sus dirigentes, empezando por el presidente Xi Jinping, se presentan como defensores del libre comercio y la estabilidad ante el injustificado "acoso" de Washington.
Para China, la carnicería arancelaria de Trump puede convertirse incluso en una oportunidad, sostienen varios expertos.
Con su agresiva campaña de aranceles punitivos y burlas, Donald Trump se alienó a países que ahora podrían ser "más receptivos a las propuestas chinas" en materia económica, dice Susan Thornton, de la Universidad de Yale.
B.Svoboda--TPP